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Ex Hacienda

Ex Hacienda

En 1777, "en la ciudad de Santa Fe y Real de Minas de Guanajuato provincia y Obispado de Michoacán en este reino de la Nueva España a cinco de Julio de mil setecientos setenta y siete, Don Gaspar de Quijano, español peninsular abanderado de las milicias provinciales y legión del príncipe de esta ciudad, vecino y minero del Real de Santiago Marfil, jurisdicción de Guanaxuato a Don Antonio de Obregón y Alcocer, regidor capitular electo del noble y distinguido gremio de la Minería, teniente general del Alcalde mayor vecino minero y comerciante" la hacienda de beneficio de sacar plata por azogue con 10 arrastres, todo construido "a expensas del caudal y facultades del otorgante". Se vendió en 10,000 pesos de oro común en reales.
HISTORIA

En 1842, el Lic. Don José María Ginori, tutor y curador de Doña Soledad Otero y Ferro e intestamentaria del Gral. don Pedro Otero y Ferro, uno de los dos hijos de Pedro Luciano Otero, cede la hacienda al hospital de Belem en pago por un crédito de 14,700 pesos a favor de este hospital, pero como la finca está muy deteriorada y no se alcanza a cubrir el crédito, los intereses se pagan con la pequeña hacienda de beneficio de San Ignacio en el mismo Real.

En 1856, la Junta Permanente de Caridad del Hospital del Sr. Sn. José de Belem y tesorero de la misma, cede la hacienda en razón de la ley de desamortización de los bienes en manos muertas y la enajenación a los actuales arrendatarios, Don Jorge Pérez Gálvez y Rul, descendiente del Conde de la Valenciana.

En Enero de 1864, se establece una compañía en esta hacienda con Don Jorge Pérez Gálvez como apoderado de su madre doña Victoria Rul de Pérez Gálvez y los señores Don Pantaleón Parres y Don Manuel Chico y Alegre como socios capitalistas, iniciando con un capital de 30,000 pesos: 29,000 del valor del inventario y 1,000 de existencia en caja. Como la hacienda reconoce un capital de 13,333.33 pesos en favor del hospital de Belem, Pérez Gálvez traslada este capital a la hacienda de San Luisito para que esta quede libre de gravamen. Esta sociedad durará 5 años y la administración y dirección quedará a cargo de los señores Parres y Chico.

La carga de la hacienda será obligación proporcionada por Pérez Gálvez y su madre, la que se sacará de las minas de ambos, y si ésta llegara a faltar, tendrán que comprarla en rescate. Al terminar la sociedad, si no alcanza el capital y utilidades para el repartimiento, se venderá la hacienda para dicho efecto, lo que sucedió posteriormente.

El ingeniero Joaquín Parres vendió la hacienda en Diciembre de 1898 a Doña Antonia del Moral, quien en 1914 mandara construir un edificio para albergar un colegio jesuita, el cual es actualmente la escuela Normal en el Paseo de la Presa.

Los últimos dueños han sido el Sr. Eusebio Herrera quien vendió en 1950 las ruinas de la hacienda a Giorgio Belloli, italiano avecindado en Guanajuato, el cual reconstruyó la parte de casa habitación para habitarla, vendiendo en 1954 la otra mitad con una parte de la sección de galeras a Gene Byron y Virgilio Fernández del Real, mexicano por naturalización desde 1942.