02-Dic-18 | Imaginación y Verdad: Grabados de Gerardo Cantú
La obra de Gerardo Cantú es, al mismo tiempo, imaginación y verdad. Es un realismo que se vale de todos los recursos de la pintura moderna. La mirada del conocedor puede encontrar en ella trazos de Cezanne, desarticulaciones del cubismo, artificios del arte abstracto y del expresionismo. A veces, en un mismo cuadro, se armonizan dos perspectivas diferentes y simultáneas; otras, los objetos representados flotan y giran sujetos a inercias más poderosas que la gravedad; o las figuras del primer plano no interrumpen la visión del segundo; o los rostros se sobre imponen delante de sí mismos como en una doble exposición. Pero en todos los casos las distorciones obedecen a un propósito expresivo, y las múltiples maneras de la tradición más reciente se ordenan y jerarquizan al servicio del siginificado.
Así lo muestran y explican los textos que acompañan los dibujos, grabados y pintura. El lector encontrará en ellos un recorrido por la obra de Gerardo Cantú que descubre el surgimiento de su peculiar estilo sincrético, y una interpretación puntual de cada una de las pinturas repruducidas y de muchos de sus dibujos y grabados. El clima poético de la plástica se refleja ocasionalmente en los análisis y descripciones, pero los textos intentan sobre todo poner en palabras los procedimientos, la estructura y los logros estéticos de las obras. Al abarcar desde los primeros trabajos de Cantú hasta los más próximos, el libro viene a ser también, en cierta medida, una biografía intelectual que muestra la evolución de una forma artística, la originalidad de un talento dedicado a peseguir la belleza y a buscar el sentido espiritual de las cosas del mundo.
La serie de los grabados se inicia con una “acrilografía”, técnica desarrollada por Cantú a partir de matrices trabajadas con acrílico. Pero hay ejemplos de todas las ténicas: litografía, serigrafía, aguafuerte, buril, aguatinta, a una o varis tintas. Por su dominio de la linea, para el artista quizá ha sido sencillo lograr impresiones nítidas, con una calidad muy cercana a la del propio dibujo. Y su dominio de la pintura le ha permitido lograr en la serigrafía, El Enamorado por ejemplo, tonalidades reservadas a la litografía. Su buril, hondo y decidido a veces, puede tener también la gracia de la plumilla con tinta china, (...)
El arte del grabado es otra vía de expresión. A medias entre los recursos precisos y delicados de la mano, que se manifiestan una sola vez, y la posibilidad de la reproducción ilimitada. Quizá no tan fresco y espontáneo como el dibujo, ni tan intelectual y rico como la pintura, pero tal vez más directo y accesible, de un alcance más general. Sin embargo, en Cantú hay siempre una voluntad e llevar las cosas a su desarrollo más completo, tan complejo como los recursos del procedimiento técnico lo permitan. Siempre hay verdad y emoción, y con frecuencia, como en su pintura, inteligencia.
Texto de Arturo Cantú.
Amigo y poeta.